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“El escritor, una especie de travesti”. Entrevista a Michel Foucault





En junio de 1975 Roger-Pol Droit realizó una serie de extensas entrevistas a Michel Foucault para preparar un libro que aún sigue inacabado.Varios fragmentos fueron reunidos en Michel Foucault, entretiens (Odile Jacob, 2004), otros aparecieron en la prensa como el presente, publicado en Le Point del 24 de abril de 2004 y posteriormente republicado por la misma revista en un número monográfico dedicado al filósofo.

***

Roger-Pol Droit: ¿Cuando Usted habla de “caja de herramientas”, de libros que hay que usar, qué quiere decir exactamente?

Michel Foucault: Sueño con libros, con denuncias, con análisis que sean realmente instrumentales. Importa muy poco de donde provenga o cómo llega, cuando se tiene entre las manos un instrumento con el cual se puede abordar la psiquiatría, el problema de las prisiones o la medicina. A decir verdad, la única cosa que me interesa de Historia de la locura, por ejemplo, es que algunas personas en Inglaterra que no me conocían, en lo absoluto, pero que eran psiquiatras que tenían que vérselas con locos, que luchaban con el problema de la institución psiquiátrica, fueron a dar con un libro que les cayó literalmente, de casualidad, en las manos y luego lo usaron [...] Todavía hoy en día, el hecho de que personas en Estados Unidos – entre psiquiatras, estudiantes de medicina o simplemente enfermos mentales considerados como tales– leen este libro, lo usan, combatan con él, y que esto produzca un efecto, es la única verdad que busco [...].


¿Escribir “para perder el  rostro”, como Usted dice, es deshacer la identidad?

¡Sí! La identidad con la cual escribe, incluso si es su nombre real, su apellido, Usted se pone en funcionamiento como alguien más en tanto que escritor. Usted establece continuidades que no son las de la vida real. Uno de sus libros conduce a otro de sus libros. Una declaración lo conduce a un gesto público. Todo termina por constituir una especie de “neo-identidad” que no es idéntica a nuestro estado civil o a nuestra identidad social. Además, se sabe muy bien que no se aceptaría que la vida privada interfiriera totalmente con la vida de escritor o la vida pública. Se establecen con uno mismo y  los otros, con quienes nos han precedido, vínculos de afinidades, de parentesco, de ascendencia y descendencia que no son los de la familia real. ¡El escritor es una especie de travesti jurídico-político!


¿Qué hacer con sus libros en ese caso?

Considerarlos como fichas de juego, canicas que rebotan. Usted las capta, las toma y las vuelve a lanzar... si funciona, tanto mejor, pero no me pregunte quién soy antes de utilizar mis fichas, para saber si están alteradas o si son lo suficientemente esféricas [...] No es porque Usted me hubiera preguntado por mi identidad que Usted sabe la cualidad o, más bien, el “uso” de lo que hago.






[1] Roger-Pol Droit, « L’écrivain, une sorte de travelo » in Le point, Michel Foucault l’anti-système, n°16, Hors Série, Paris, Juin 2014. Traducción de Fernando Alba, estudiante del Master “Philosophie et critiques contemporaines de la culture”, Universidad Paris 8 Vincennes Saint-Denis.

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