(Tours 1940- Paris 2007) El 17 de febrero del 2007, tan solo dos meses después de la muerte de Philippe Lacoue-Labarthe, Alain Badiou leía el texto que presentamos a continuación como homenaje al filósofo y crítico literario francés; el texto publicado inicialmente en el número 22 (mayo de 2007) de la revista Lignes hace parte de una pequeña compilación de escritos de Badiou llamada Pequeño panteón portátil. [1] CON ÉL TODO ADQUIRÍA una profundidad singular. No la profundidad del pathos , ni la de lo oscuro. Una profundidad leal, me gustaría decir, que era lo que yo experimenté de su amistad: reservada, poco nutrida de hechos, casi lejana, y sin embargo absolutamente segura. Sí, había una seguridad en Philippe Lacoue-Labarthe, extrañamente homogénea con ese perpetuo desconsuelo que se veía en el frente al de que el mundo aún no ha logrado ser más que lo que es. Inconsolable y seguro, profundo por la absolutamente leal; tal es su pensamiento, tal como yo lo leo, tal como yo lo entie...
Notas y reflexiones sobre filosofía francesa contemporánea