« À supposer que nous disposions, dans
notre tradition dite occidentale (juive, grecque, romaine, chrétienne,
islamique), d’un concept unifié, stabilisé, donc fiable du mensonge, il ne
suffirait pas de lui reconnaître une historicité intrinsèquement théorique, à
savoir ce qui le distinguerait d’autres concepts dans d’autres histoires et
d’autes cultures. Il faudrait aussi examiner l’hypothèse d’une historicité
pratique, sociale, politique, juridique, technique qui l’aurait transformé,
voire marqué de ruptures à l’intérieur de notre tradition.
C’est à
cette dernière hypothèse que je voudrais accorder ici, provisoirement, quelque
privilège. Mais pourra-t-on jamais distinguer entre ces trois choses, à savoir
1) une histoire(Historie) du
concept de mensonge, 2) une histoire (Geschichte) du mensonge, faite de tous les
événements qui sont arrivés au mensonge ou par le mensonge, et, d’autre part,
enfin, 3) une histoire vraie qui ordonne le récit (Historie, historia rerum
gestarum) de ces mensonges ou
du mensonge en général ? Comment dissocier ou alterner ces trois
tâches ? »
Jacques Derrida
Presentamos
a continuación la traducción de una breve reseña “Derrida, políticas de la
lengua”, hecha por Aliocha
Wald Lasowzki y publicada en el Magazine Littéraire
de marzo de 2012, de la más reciente obra póstuma del filósofo francés Jacques Derrida:
Histoire du mensonge, Paris: Éditions Galilée, 120p.[1]
Derrida,
políticas de la lengua
“Mentir
para el beneficio de uno mismo es impostura, mentir para el beneficio del otro
es fraude, mentir para perjudicar es calumnia”. Esta taxonomía de mentiras por Rousseau en la “Quatrième
promenade” de los Rêveries du promeneur solitaire, verdadero tratado de la mentira,
es el punto de partida de la reflexión de Jacques Derrida. ¿Hay un uso privado
de la mentira? ¿Es posible mentirse a sí mismo? Después de haber multiplicado
distinciones sutiles y necesarias. Después de haber fijado líneas de reparto,
el filósofo analiza, más allá del sueño, la fabula, la invención y la ficción. De
Montaigne a Rousseau, de Freud a Hannah Arendt, se trata de la pregunta por el
simulacro y por la producción de formas nuevas de mentira en nuestra cultura: “En
su figura prevalente y reconocida por todos, la mentira no es un hecho o un
estado, es un acto intencional, un
mentir”, precisa Derrida, quien hace de la pregunta el hilo conductor de una
reflexión sobre la esencia de la voluntad y la presencia de sí. ¿Y sí, entre la
franqueza y el fraude, existieran medias mentiras, cuartos de mentiras? Objeto mayor
de una fenomenología de la disimulación y de la cortesía fingida, la mentira
interroga la reescritura de la historia jurídica y política. Políticas, Les Yeux de la lange (Galilée; 2012) lo
son también, en esta conferencia hoy publicada, Derrida se consagra al poder de
la lengua. Por punto de partida, la lectura de una carta, escrita por Gershom Scholem,
filósofo próximo de Martin Buber y de Walter Benjamin, a Franz Rosenzweig,
famoso pensador del judaísmo y del mesianismo. Esta carta, titulada “À propos
de notre langue. Une confession”, denuncia la laicización de la lengua
hebraica, la integración histórica de una lengua teológico-política en médium
informativo. Frente al “mal lingüístico”, explica Derrida, frente a la
secularización de la lengua, ¿hay que contar con un efecto de retorno vengador
al retorno de lo sagrado? Derrida que encuentra aquí la virtuosidad de su
debate sobre la lengua con el filósofo analítico John Searle, subraya la
inversión de la lengua como castigo y reverencia, acontecimiento y catástrofe.
¿Cuál forma tomará este retorno a lo sagrado? “Todo lo que concierne a la lingüística
está en ebullición”, precisa Derrida, cuya imagen del volcán, presente desde
las primeras palabras, designa esta pasión ardiente. El filósofo concluye: “La
lengua sagrada es un abismo. Nosotros caminamos a ciegas en su superficie”.
[1]
Traducido por Fernando Alba, contacto: nelsonalba@hotmail.com
. “Derrida, politiques de la langue”
en: http://www.editions-galilee.fr/images/3/p_978-2-7186-0859-4.pdf